LIBELIUM

Libelium es una empresa dedicada a diseñar soluciones inteligentes para ayudar a empresas y ciudades a ser más eficientes y sostenibles

Al usuario final no le importa qué tecnología esté instalada, el viaje que siguen los datos para llegar a la Nube o los modelos de Inteligencia Artificial que se aplican para que los datos sean legibles y útiles. Lo que el usuario quiere es una respuesta clara de qué hacer. Por lo menos, esto opinan desde Libelium, la empresa que lleva más de 15 años dedicada al IoT. “Debemos proporcionar estos conocimientos, pero también hacerlos accesibles y transparentes para la administración pública y la ciudadanía”, asegura Andrea Gómez, Environmental Global Sales Manager de Libelium.
    

Cuando pensamos en Smart Cities, pensamos en ciudades completamente automatizadas. Pero va más allá de esto, ¿verdad?

Efectivamente. La concepción de Smart Cities va mucho más allá de la mera automatización y recolección de datos. Son, sin duda, componentes cruciales de este modelo, ya que permiten un análisis profundo y la toma de decisiones basadas en evidencia, pero el objetivo final va mucho más allá: se trata de transformar esos datos en información valiosa que pueda guiar la creación de políticas públicas más eficientes, promover la sostenibilidad, mejorar la gestión de recursos y, en última instancia, mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
    

En concreto, habéis desarrollado una IA para el diseño y gestión de zonas de bajas emisiones, ¿cómo funciona?

La solución envair360 de Libelium utiliza tecnologías de IoT, IA, y FIWARE para diseñar y gestionar las zonas de bajas emisiones (ZBE), algo complejo de manejar. Dependiendo de las medidas aplicadas, puede resultar una solución muy impopular o que incluso aumente la desigualdad. Cada decisión que se tome en torno a una ZBE debe ser muy meditada y, sobre todo, justificada con datos.
Con la captura de datos de sensores IoT de calidad del aire y de otras fuentes de datos sobre movilidad y meteoreología, se crea un gemelo digital con una granularidad de hasta 100 metros. Con este gemelo digital, los gestores de la ciudad pueden “jugar” a aplicar restricciones, limitaciones o nuevas políticas, como crear un carril bici, por ejemplo, y ver cómo afectará a la contaminación tanto en el área acotada como en los alrededores de la misma. Así pueden decidir qué medidas son las más adecuadas y defender dichas decisiones con datos ante sus ciudadanos y otros grupos de interés.