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Formación Universitaria

“Tratar a los profesionales de manera individualizada marca la verdadera diferencia”

Web
Medio de Prensa: La Razón

Fecha de publicación

10/12/2023

Versión online o papel publicada por el medio en su página web o tirada nacional

En un mundo cada vez más tecnologizado, donde avances como la Inteligencia Artificial nos llevan a un entorno empresarial data driven, muchos vaticinan un cambio cultural en las empresas similar al de una revolución.

La relación entre tecnología y trabajadores se ha colado en el debate público y, con ello, cómo se debe entender a la nueva dirección de personas. Todo un reto, sin duda, para los equipos de trabajo. El modelo de dirección humanista (también llamado Management Humanista) es la razón sobre la que hemos sustentado esta entrevista con Ignacio Campoy, coach y escritor experto en Inteligencia Emocional y Organización de Equipos de Trabajo. Campoy tiene una reconocida trayectoria avalada por múltiples premios y galardones por ser un firme defensor de ese estilo de gestión empresarial donde la persona se convierte, según sus palabras, “en el centro de todo”.
    

En tiempos como los actuales, donde muchos lo califican como de “renacimiento empresarial”, el Management Humanista es una manera de entender la dirección de personas de manera diferente. ¿De qué manera?

Pues se trata de entender la dirección desde un enfoque donde las personas se convierten en las protagonistas de todo el propósito empresarial. Las empresas que adoptan el modelo de Management Humanista se ocupan del bienestar de todos sus profesionales y grupos de interés. Estos se sienten queridos y valorados, y está constatado por numerosos estudios que los profesionales que se sienten queridos tienden a ser más leales y a permanecer más tiempo en las empresas. También son más felices, y esta felicidad la extrapolan a entornos laborales felices y a stakeholders felices.
El empresario británico Richard Branson es un firme defensor de que “los clientes no son lo primero, lo primero son tus empleados. Si cuidas de tus empleados, ellos cuidarán de tus clientes”. Totalmente alineado con lo que afirma Branson, efectivamente la mayoría de los profesionales quieren hacer sus tareas profesionales excelentemente y la mayoría quiere ser valorado y querido por todos sus compañeros, así como por la propia empresa. Se trata de una manera muy inteligente de plantear las relaciones profesionales, apostando por la construcción de vínculos duraderos con los empleados y los clientes.
Por lo tanto, la empresa humanista debe diseñar sus procesos de trabajo teniendo en cuenta la individualidad de cada uno de sus profesionales. Las empresas y los departamentos más productivos son aquellos que entienden que sus profesionales son diferentes y que, por tanto, necesitan un trato individualizado adaptado a sus diferencias.
Algunos necesitan más dirección y valoran tener un seguimiento periódico de su trabajo para asegurarse que lo están haciendo bien, otros necesitan más autonomía y autoliderazgo para tomar decisiones rápidas e importantes en sus áreas de trabajo o de responsabilidad. En definitiva, tratar a los profesionales de manera individualizada marca la verdadera diferencia.
    

¿Cuáles son entonces los retos a los que se enfrenta este tipo de Dirección?

Pues en general y por concretar en un número, existen siete retos fundamentales a tener en cuenta por parte del directivo humanista.
El primero es reconocer la individualidad de cada profesional, tanto su personalidad como su comportamiento, y no solo como alguien que tiene unos conocimientos y habilidades específicas para hacer la tarea o tareas que necesita la empresa.
El segundo sería proporcionarle al profesional el entorno de trabajo idóneo para que su personalidad, competencias y habilidades puedan ser útiles y aprovechables en su totalidad.
El tercero tiene que ver con explicarles y enseñarles el sistema empresarial completo, cómo su actividad profesional encaja con el resto de la empresa en su totalidad y cómo todos los profesionales de la empresa se interrelacionan y se complementan para crear el todo.
El cuarto reto estaría enfocado a aportarles toda la capacitación que necesitan para hacer el trabajo; el quinto y el sexto estarían relacionados con verificar que hacen todos los procesos de la empresa de la manera correcta y esperada y con revisar el trabajo y ayudar a los profesionales a aprender de los errores cometidos, respectivamente.
Por último, y no por ello menos importante, el reto final es reconocer y agradecer el trabajo.
Tenga en cuenta que algunos profesionales necesitan el reconocimiento público. Otros profesionales buscan tener amigos en la empresa, otros buscan aprender y crecer. Para tener profesionales felices y leales, la empresa humanista debe tratarlos como las personas individuales y únicas que son.
    

¿Qué opina de la aseveración “se lidera con el ejemplo y no con la palabra”?

Pues que cuando la empresa humanista promueve el estilo de liderazgo ejemplarizante donde los directivos humanistas son modelos para sus profesionales y equipos, están favoreciendo que se genere una cultura de aprendizaje en la que normalmente se obtiene lo mejor de cada profesional y se produce un ambiente de trabajo que mantiene muy altos niveles de motivación, lo cual es básico para el presente y futuro de la empresa.
    

Finalmente, ¿qué consejo le daría a una corporación para empezar a implementar la gestión humanista?

Lo fundamental: asumir y conformar la filosofía humanista. En otras palabras, la ética debe guiar los comportamientos de una corporación que quiere implementar una gestión humanista. Con ello es igualmente relevante tratar a todos sus grupos de interés con la máxima deferencia personal y profesional, y esto significa enfocar la empresa para que satisfaga las necesidades de todos sus grupos de interés sin excepción alguna. Insisto mucho en esto porque cuando se gestiona desde el enfoque humanista, la empresa y todos sus profesionales trabajan y operan con el máximo estándar de responsabilidad, en otras palabras, lo hacen lo mejor que pueden en todas sus tareas y procesos.
    

¿Qué opina de la idea de que la humildad del líder es en realidad la nueva inteligencia?

La humildad, entendida como la virtud que significa conocer las propias limitaciones de uno y obrar de acuerdo con este conocimiento, es sin duda una manera inteligente de liderar. Liderar desde la humildad permite aprender, entender, razonar, tomar decisiones y formarse una idea determinada de la realidad.
Y más que una sola inteligencia, si seguimos los postulados de Howard Gardner con su teoría de las inteligencias múltiples, yo diría que el líder humanista tiene que potenciar al máximo sus niveles en las inteligencias múltiples (lingüística, lógico-matemática, espacial, interpersonal, intrapersonal…). Todas ellas cuentan y mucho.

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“La empresa humanista debe diseñar sus procesos de trabajo teniendo en cuenta la individualidad de cada uno de sus profesionales”
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“El líder humanista tiene que potenciar al máximo sus niveles en las inteligencias múltiples (lingüística, lógico-matemática, espacial, interpersonal, intrapersonal…)”

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