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Talento y tecnología
Pilares del sector de la seguridad privada en España

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Versión online o papel publicada por el medio en su página web o tirada nacional
Cada 21 de mayo celebramos en España el Día de la Seguridad Privada. Más allá de una efeméride profesional, esta fecha nos invita a reflexionar sobre el valor real de un sector que, en silencio y muchas veces en la sombra, desempeña un papel cada vez más relevante para el buen funcionamiento de nuestra sociedad y economía.
En un contexto internacional marcado por la incertidumbre, la seguridad privada ya no es solo una herramienta operativa, es una pieza clave para proteger la actividad empresarial, garantizar la continuidad de los servicios esenciales y reforzar la resiliencia de las instituciones públicas.
En este sentido, el sector ha alcanzado una madurez notable. Según los últimos datos recogidos por el informe DBK-INFORMA, la facturación conjunta de las empresas de seguridad privada en España superó en 2023 los 5.970 millones de euros, con un crecimiento interanual del 5,6%, lo que supone un volumen que lo sitúa al nivel de otros sectores industriales estratégicos.
Asimismo, hay que destacar la alta concentración territorial sectorial que se observa en el mercado español. Solo en las comunidades autónomas de Madrid, Cataluña y Andalucía se genera más del 55% del negocio nacional, lo que se explicaría por la concentración de la población y de la actividad empresarial. A escala global, las cifras también son elocuentes. De acuerdo con las estimaciones de Zion Market Research, la industria mundial de la seguridad privada supera ya los 260.000 millones de dólares, con previsiones de crecimiento sostenido en los próximos años, especialmente en mercados como Asia-Pacífico, Europa Occidental y Norteamérica.
Soluciones tecnológicas para un mundo cambiante
Este peso económico es el resultado de una evolución constante y profunda. Lejos queda ya la imagen simplificada del vigilante uniformado limitado a funciones de control de accesos. La seguridad privada ha recorrido un largo camino desde sus orígenes, y hoy se ha convertido en un proveedor de soluciones complejas, que abarcan desde la videovigilancia avanzada hasta la consultoría de riesgos, pasando por la protección de infraestructuras críticas, la ciberseguridad, la gestión de eventos masivos o la respuesta rápida ante incidentes físicos o tecnológicos.
Su papel es especialmente importante en sectores como la energía, el transporte, la banca, las telecomunicaciones o la logística, donde la continuidad operativa es vital y donde la colaboración público-privada, especialmente con las fuerzas de seguridad, se ha intensificado para hacer frente a amenazas compartidas. Sin olvidar su papel ante situaciones de crisis sobrevenidas, como en el reciente apagón, donde mantuvo en funcionamiento la infraestructura de acceso al dinero en efectivo, así como los sistemas de control y vigilancia de comercios y edificios.
En este recorrido, el factor que está redefiniendo los límites del sector es, sin duda, la innovación tecnológica. La irrupción de la inteligencia artificial, la robótica, la analítica predictiva y la automatización avanzada están transformando la manera de proteger personas, activos y entornos. Desde drones que realizan rondas perimetrales hasta algoritmos que detectan patrones de comportamiento anómalos en tiempo real, las soluciones actuales permiten una vigilancia más proactiva, predictiva y escalable.
Las personas detrás de las máquinas
Pero más allá de las herramientas, el factor humano sigue siendo el más importante. En un entorno tecnológico cada vez más sofisticado, el profesional de la seguridad sigue siendo esencial. Su capacidad de discernimiento, su criterio operativo, su empatía en situaciones sensibles y su preparación para actuar ante lo inesperado lo convierten en una figura insustituible. Por eso, hablar del futuro del sector es también hablar de formación, dignificación de la profesión, relevo generacional y atracción de talento. La seguridad del futuro estará fundamentada en tecnología, pero siempre tendrá un componente humano en el centro para optar a una profesión estable con un brillante futuro.
En Prosegur somos conscientes de todo lo anterior. Por ello, desde hace años se trabaja en un modelo denominado Seguridad Híbrida, lo que implica un enfoque de seguridad que combina la experiencia de profesionales cualificados con el uso de tecnología de vanguardia y el análisis de datos en tiempo real. Un estudio de los datos que posibilitan la anticipación de riesgos antes de que se produzcan, así como mejora constante en la prevención y respuesta ante las amenazas emergentes. La estrategia de seguridad híbrida permite, por tanto, ofrecer soluciones de seguridad adaptadas y personalizadas para cada cliente. Mirando hacia los próximos años, todo apunta a que el papel de la seguridad privada se intensificará aún más, con la inminente llegada incluso de robot humanoides, entre otros elementos de apoyo tecnológico.
Vivimos en un mundo de amenazas asimétricas, interconectadas y, en muchos casos, invisibles que marcan el entorno actual. La fragmentación geopolítica, los ciberataques, los riesgos medioambientales, las crisis migratorias o las campañas de desinformación son solo algunas de las variables que están redefiniendo el concepto mismo de seguridad. En este entorno cambiante e impredecible, el sector deberá seguir avanzando hacia una mayor capacidad de adaptación, una visión más estratégica y un alineamiento más estrecho con los objetivos de sostenibilidad, tanto social como medioambiental.
Finalmente, no podemos perder de vista una dimensión esencial derivada del hecho de que la seguridad no se basa exclusivamente en la prestación de un servicio técnico y/o presencial, sino que se trata de una necesidad humana básica. Al igual que ocurre con la alimentación, la salud o la vivienda, sentirnos seguros es un pilar sobre el que se construyen nuestras decisiones cotidianas, nuestras libertades y nuestro bienestar. No es casual que, en tiempos de incertidumbre, la demanda de seguridad aumente. Es un reflejo natural de una sociedad que busca certezas.
Por todo ello, hoy no solo celebramos a quienes forman parte de este sector, sino que también recordamos la importancia de seguir construyendo una seguridad más innovadora, más humana y conectada con los desafíos del presente y del futuro.