My Uniform

My Uniform, empresa dedicada al diseño, fabricación y suministro de uniformidad corporativa se ha marcado un reto de cara al 2030: Ser pioneros en el sector de la uniformidad consiguiendo el 100% de la circularidad.

¿Es posible que un sector tan complejo como el textil apueste por la economía circular? Mai Monterrubio, CEO de My Uniform, está convencida de ello. “El mercado todavía ni lo demanda ni, en muchos casos, está educado en la necesidad de la sostenibilidad en la uniformidad y ropa laboral”, comenta. Pero añade: “My Uniform trabaja desde 2022 en ofrecer un abanico de opciones a sus clientes para adoptar medidas sostenibles en la compra de ropa laboral y gestión de los residuos de los uniformes usados, entre otros”.
Por ejemplo, el mayor esfuerzo durante 2022 de la CEO de My Uniform ha sido investigar sobre alternativas para reciclar los uniformes usados, como crear artículos de merchandising o de utilidad en la misma empresa que genera el residuo. Ejemplos de ello serían: relleno de cojines, tapas de cuadernos, maceteros, bolsas, etc.
Según un informe de la Comunidad Europea, los europeos consumen casi 26 kg y se desprenden de unos 11 kg de textiles cada año. La mayoría (un 87%) es incinerada o depositada en vertederos. No es de extrañar, por tanto, que la industria textil sea la más contaminante por detrás de la industria petrolífera, y que no exista apenas legislación en la materia.
Pero cuando una empresa apuesta por la circularidad en su uniformidad obtiene beneficios. “Hemos detectado esta necesidad por parte de nuestros clientes, y las empresas de la competencia no lo están solucionando.” Y es que, hasta el momento, los clientes solo están recibiendo opciones muy tímidas de tejidos realizados con algodón orgánico y poliéster reciclado.
Según la CEO de My Uniform, actualmente solo existen dos opciones para circularizar mínimamente la ropa laboral, “utilizar poliéster reciclado en la elaboración de los tejidos o la destrucción de las prendas usadas para la obtención de fibras, que posteriormente se utilizarán para elaborar nuevos tejidos. Al ser la mayoría de los tejidos mezclados de poliéster y algodón, dificulta mucho la extracción de las materias primas”.
Ante estas necesidades My Uniform apuesta por el concepto de eco-diseño de prendas: evitar el uso de tejidos mezclados poliéster-algodón, optar por prendas minimalistas, cuidando evitar lo que dificulta su reciclaje. E incluso van más allá: se está trabajando en la búsqueda de textiles reciclados tanto de plástico terrestre como recogido de los océanos. Y hay más alternativas disponibles: la extensión de la vida útil de las prendas con servicios de reparación y reforma, la implantación de plataformas tecnológicas compartidas para uso de segunda mano de las prendas en buen estado, y servicios como el renting textil, es decir, el alquiler de prendas con gran rotación y poco uso.
“Creemos firmemente que deberán cambiar los convenios laborales para que se prime la calidad y la durabilidad de las prendas a lo largo de los años y se fuerce así a la reutilización de las prendas por varios trabajadores. Las prendas serían sustituidas solo en caso de deterioro, no por obligación”, concluye.
El objetivo de My Uniform para este año es conseguir que alguna empresa apueste por su propuesta de reciclaje de las prendas. Por el momento solo las grandes compañías, con planes estratégicos en circularidad, han dado un paso adelante en este sentido.
Monterrubio habla de proyectos y de sueños con la misma intensidad. “A medio plazo, me gustaría mirar hacia atrás y haber liderado el cambio hacia un consumo de la uniformidad más sostenible y consciente. Que en cinco años el 80% de los productos que vendamos cumplan con esos requisitos y se haya conseguido cerrar el círculo.” ¿Y a largo plazo? “Veo el sector mucho más centrado en el alquiler y reutilización, que en la compra-venta de ropa”.
    

El papel de las administraciones públicas

El deseo de la dirección de My Uniform es que las administraciones públicas lideren este cambio del sector textil a la economía circular, impulsando a las empresas. “Hasta el momento, hemos visto todo lo contrario: empresas forzando el cambio, a pesar de las trabas administrativas”, lamenta Monterrubio. “Deberían ser las Administraciones las que, en las licitaciones públicas, apostaran por este tipo de prendas”. Además, cree necesaria la colaboración pública para incorporar nuevas materias primas, inversión en infraestructuras y tecnologías de reutilización y reciclaje y mejorar la trazabilidad de los productos y materiales. Todo ello para pasar del fast fashion al smart fashion.
Y es que My Uniform viene arrasando con ideas disruptivas desde sus inicios. “Nos basamos en solucionar problemas a nuestros clientes, tanto en la gestión como en engorrosos trámites”. Todo ello es posible gracias a una profunda digitalización tanto del back office como en la manera de comunicarse con el cliente.
    

Soluciones innovadoras desde sus inicios

My Uniform es el sueño del matrimonio formado por Rafael Monterrubio y María del Carmen Berga, quienes en 1990 fundaron lo que en aquel momento se llamaría Balear de Uniformes. Pioneros en la importación de prendas de moda que podían ser usadas en el ámbito del trabajo, introdujeron prendas como el forro polar o los pantalones multibolsillos.
En 2010 se produjo un relevo generacional, pasando el testigo a su hija Mai Monterrubio, cuya preparación académica y experiencia laboral como ingeniera de Caminos le ha permitido dar un giro a la gestión de la empresa tan necesario en tiempos de crisis.