Sociedad Española de Nefrología

La Sociedad Española de Nefrología (S.E.N.) es una sociedad científica que se fundó en el año 1964. Hablamos con su presidente, el Dr. J. Emilio Sánchez.

¿Con qué fin se creó la Sociedad Española de Nefrología (S.E.N.)?

Nació fruto de las inquietudes que los nefrólogos españoles mostraban por fomentar la investigación y la difusión del conocimiento en las diferentes áreas relacionadas con las enfermedades del riñón, para avanzar en la mejora de los tratamientos a los pacientes y lograr su excelencia, y en general, para mejorar la actividad clínica y asistencial en el campo nefrológico nacional.
    

¿Quiénes forman parte de la S.E.N.?

Nuestra sociedad científica cuenta actualmente con 2.900 socios, y una importante presencia nacional e internacional. En la S.E.N. contamos con los socios de honor (aquellos compañeros nefrólogos de España o de otros países del ámbito internacional, que han destacado por su labor o su trayectoria profesional) y con un Comité Asesor de Expertos compuesto por personalidades del ámbito político y cultural que nos ayudan en la labor de sensibilización sobre la problemática de la Enfermedad Renal Crónica en nuestro país.
    

¿Qué actividades llevan a cabo?

La actividad de la S.E.N. se centra fundamentalmente en el desarrollo de iniciativas que promuevan el progreso científico de Nefrología, y que se concentran en la formación y mejora de la cualificación profesional de los nefrólogos en España. Destacan eventos como nuestro Congreso Anual o la organización de cursos, jornadas y encuentros sobre las diversas áreas específicas de Nefrología. También elaboramos publicaciones científicas, consensos, documentos y guías de referencia para la especialidad, así como estudios de investigación y revistas científicas propias. Una de las actividades principales que desarrollamos es la celebración del Día Mundial de Riñón, que cada año tiene lugar el segundo jueves de marzo, y que implica un programa de actividades de divulgación y concienciación social para promover la salud renal.
    

¿Cuáles son los principales desafíos que afronta la especialidad?

El principal es dar una mayor visibilidad a la Nefrología y a las enfermedades renales en la sociedad, en especial, a la Enfermedad Renal Crónica, con el fin de mejorar su prevención y diagnóstico precoz. Es una enfermedad muy prevalente, que afecta al 15% de la población española.
Por otro lado, la prevalencia del Tratamiento Renal Sustitutivo (TRS) -número de personas en diálisis o trasplante- ha aumentado más de un 30% en la última década, con un elevado impacto socio-sanitario. Según un estudio que permite proyectar la epidemiología y costes asociados a la enfermedad basándose en su evolución actual, los costes sanitarios directos de la ERC aumentarán casi un 14% hasta alcanzar los 4.890 millones de euros en 2027. Esta cifra equivale al 7% del presupuesto de todas las comunidades autónomas en Sanidad y se acerca al presupuesto total de comunidades como Navarra o Asturias. El 42% de ese gasto corresponderá al coste directo de los pacientes en TRS, unos 2.000 millones. Si no se hace nada, en pocos años, un tercio de las personas mayores de 65 años tendrán ERC y esta será la segunda causa de muerte en nuestro país. Y eso es muy preocupante.
Hay que lograr que los ciudadanos se preocupen por su función renal, igual que lo hacen con sus niveles de colesterol o ácido úrico.
    

¿Qué objetivos de futuro se ha marcado la entidad?

Una de nuestras prioridades en estos próximos años será trabajar con el Ministerio de Sanidad, y otras entidades de profesionales y pacientes para la puesta en marcha de un Plan de Salud Renal que actualice la estrategia aprobada en 2015 con el consenso de todas las comunidades autónomas, y dé respuesta a los nuevos retos planteados por la preocupante escalada tanto de la incidencia como de la prevalencia de las patologías renales. Dicho Plan debe estar sostenido en tres pilares fundamentales: la mejora de la prevención y el diagnóstico precoz, la prevención secundaria y, cuando la prevención no sea posible y hayamos llegado tarde al tratamiento de la enfermedad, lograr que el impacto sobre la calidad de vida sea el menor posible.
En esta dirección es clave en el fomento de los tratamientos domiciliarios de la ERC, para lograr que el uso de este tipo de técnicas crezca, y se consolide como una opción con grandes beneficios para la calidad de vida del paciente (mayor autonomía y conciliación laboral, menos desplazamientos al hospital, etc.) además de que son más sostenibles para el medio ambiente. También hay que subrayar como otra necesidad lograr una mayor promoción de la donación y el trasplante renal, puesto que es la opción más beneficiosa de TRS para los pacientes, que aporta mayor calidad de vida y supone menos complicaciones para su salud. Tenemos que seguir fomentándolo, en especial el trasplante renal de donante vivo, que es una alternativa eficaz y segura, y presenta buenos resultados clínicos y de calidad de vida para pacientes y donantes.