Nantek
“La clave del éxito no existe, pero todos los éxitos tienen en común el trabajo duro y la perseverancia”
Fecha de publicación
Versión online o papel publicada por el medio en su página web o tirada nacional
Carlos Uraga es ingeniero Industrial con estudios en la Universidad de Mondragón y la Technische Universität München (TUM).
Cuando Carlos Uraga termino sus estudios, desde el inicio vio claro que su camino era el emprendimiento. Actualmente es emprendedor en serie y fundador de empresas como Acutronic Robotics, financiada por DARPA (Gobierno Norteamericano) e invertida por el gigante japonés SONY; y de Nantek, la empresa que está revolucionando la sostenibilidad con su proceso químico de conversión de basura plástica a combustibles sintéticos e hidrogeno.
Por ello, hemos querido hablar con Carlos Uraga sobre emprendimiento y, también, sobre Nantek.
Emprender… Una palabra muy de moda que todos tenemos en la boca, pocos lo hacen y a menos les funciona. ¿Qué es lo más importante para lanzarse a la piscina y hacer pie?
Hacer pie es algo que no te garantiza nadie, la tan aclamada “clave del éxito” no existe como tal, pero algo que todos los éxitos tienen en común es, sin duda, el trabajo duro y, sobre todo, la perseverancia. Es lo que creo que sinceramente hace falta para lanzarse.
En la parte más terrenal, digamos, lo que recomendaría es estar bien asesorado o asesorada siempre, y tener claro un objetivo y no variarlo: no vale de nada si cada vez que ves una oportunidad pivotas hacia ella. Hay que tener un fin bien claro e ir a por él sin descanso.
En tu caso, ¿siempre habías tenido claro que este era tu camino?
Mi madre me dice que desde pequeño ya decía que no iba a tener un jefe y que quería hacer las cosas por mi cuenta. Yo no lo recuerdo tanto, pero de algún modo sí, siempre he buscado hacer cosas que no me pusieran ningún límite, y para eso sólo puedes hacer tus propias invenciones sin depender de nadie. Aunque esto también tiene su parte negativa, y es que no tienes una guía ni la ayuda de nadie.
Las culturas anglosajonas llevan mejor el fracaso que nosotros… ¿Cuál crees que es el motivo?
Esas culturas son más pragmáticas, incluso ampliaría a que son las culturas protestantes en general, no sólo las anglosajonas, véase el caso de Suiza, por ejemplo, que también es así.
Parten de una base en la que no se juzga a la gente por lo que hace, sino que se tienen en cuenta simplemente los resultados. Por lo tanto, si el resultado es negativo, se evalúa y se aprende para mejorar; y si es positivo, se mejora.
En nuestra cultura, por el contrario, se tiene muy en cuenta la persona: nos dejamos influir por sus aspectos personales, lo cual hace que desviemos el foco y no juzguemos en base a su trabajo. Por lo tanto, pensamos que si fracasa tenderá a fracasar de nuevo.
¿Equivocarse es necesario para aprender?
Absolutamente. No existe el éxito sin el trabajo duro y sin los errores. Los errores forman parte del camino en todos los aspectos de nuestra vida, lo importante es lo rápido que somos capaces de analizarlos, enmendarlos y mejorar. Si somos ágiles, cometeremos muchos errores y mejoraremos muy rápido; si por el contrario no lo somos, nos quedamos anclados en los errores y no llegaremos al éxito. Hay que tener en cuenta que el tiempo también es algo que va en nuestra contra: la velocidad de respuesta y una buena capacidad analítica son indispensables para emprender.
Hablemos un poco de Nantek, ¿Qué es y cómo llega a ser lo que es hoy?
Nantek nace de una investigación personal en los nanocarbonos. Empecé con el grafeno, y de ahí fui ampliando el foco hasta que finalmente vi que utilizando dichos nanoelementos en la reacción de pirólisis de plástico aumentaba el rendimiento de conversión, es decir, que añadiéndolos como si fueran sales, sacábamos más producto de salida y más limpio, más combustible.
Después, invertí mis recursos y ahorros en hacer más y más pruebas hasta tener una visión clara de lo que se podía hacer. En este caso, me lancé a la piscina con muy poca certeza, pero a base de trabajar y buscar la manera de mejorar, y sobre todo de rodearme de un buen equipo, finalmente obtuvimos resultados que apuntaban a un modelo de negocio viable. Desde entonces ha sido cuestión de trabajar, mejorar, hacer acuerdos con grandes empresas y mostrar las posibilidades del proceso. Todo esto, obviamente, gracias al apoyo de nuestros inversores, quienes han creído en nosotros y nos han apoyado, no sólo económicamente, sino con toda la ayuda que han sido capaces de aportar.
Y a partir de aquí, ¿hacia dónde?
Ahora a crecer y establecer plantas por todo el mundo. Mi intención sería poner en nuestro país las suficientes como para que no se envíe más plástico a vertederos ni a océanos, y así mostrarnos al mundo como el primer país 100% sostenible y autoabastecernos energéticamente. Después, replicarlo en más países.
¿Y algún otro proyecto en marcha?
Desde luego. Mi siguiente proyecto (aún en gestación) será en torno a la computación cuántica. Es una disciplina que creo que va a dar muchísimo de qué hablar en los próximos años y en la que también intentaré que, como país, llevemos la delantera.
¿En qué consiste?
Aún es muy prematuro, pero, en resumen, los países que cuenten con potencia en computación cuántica y un ecosistema empresarial a su alrededor, serán los que tengan una economía más robusta en las próximas décadas, así como una buena ciberseguridad, fuerza en los mercados financieros, nuevos materiales, etc. en definitiva los que empujarán en nuevas tecnologías, y por lo tanto los que llevarán la delantera como potencia.
Para mí sería clave que nuestro país sea uno de ellos y estemos a la cabeza, para lo cual hace falta innovar y empezar desde ya, no cuando esté todo desarrollado como tendemos muchas veces a hacer. El punto de partida es hoy.