ICAMCyL
“La recuperación de materias primas críticas son un eje de dinamización económica y competividad para la industria”
Santiago Cuesta López
Director general de ICAMCyL
La sociedad actual y el futuro plantean retos que es preciso atender. A ese cometido se dedican miles de investigadores en todo el mundo para, cada uno en su parcela, aportar valor en forma de respuestas a las nuevas necesidades de las personas, los territorios y las empresas. Es el caso de Santiago Cuesta López, director general del Centro Internacional de Materiales Avanzados y Materias Primas de Castilla y León (ICAMCyl), y director también del clúster industrial para la minería sostenible y los materiales críticos de la Península Ibérica. La siguiente entrevista nos acerca a su trabajo.
¿Qué motivaciones llevaron a crear ICAMCyL?
Creado e impulsado por la junta por el Gobierno de Castilla y León y por algunas de las principales empresas de la region, para promover el desarrollo de materiales avanzados para la red de industrias de la región y la valorización de la riqueza en materias primas, en línea con su estrategia de especialización inteligente RIS3, ICAMCyL trata de ser un centro de excelencia en ese campo, alineado con las principales empresas del sector de la minería, la transformación de materias primas, automoción, aeroespacial o de manufactura avanzada, para rellenar el gap existente en ese marco.
¿Qué objetivos marcan su trabajo?
El centro se fundamenta en las necesidades que tiene la región de generar materiales avanzados que permitan mejorar la competitividad de la industria, aportando también una alternativa a la minería del carbón, actividad muy fuerte en otro tiempo en León y Palencia, pero hoy desaparecida. La muerte de la minería ha provocado desestructuración social a nivel local, pérdida de empleo, migración… Eso mientras en el mundo hay una pelea por las materias primas críticas: una serie de minerales que son esenciales para nuestra tecnología (fabricación de teléfonos móviles, pantallas táctiles, imanes permanentes, elevalunas eléctricos, catalizadores…) y que solo abundan en ciertos países, lo que genera una enorme dependencia del exterior. Eso convierte a estos materiales en estratégicos: países como China monopolizan y controlan la producción y el mercado de estas materias (el 97% de “las tierras raras”, el 84% del Tungsteno), mientras que Europa importa el 99% de estos materiales claves para nuestra economía e industria. Pues bien, resulta que Castilla y León tiene el subsuelo más rico de toda Europa en materias primas críticas, concretamente en wolframio o tugsteno. Tenemos un 10% de las reservas mundiales.
El problema no es nuevo…
Efectivamente. De hecho, existe una alianza europea de innovación (EIP) en esta materia, como la hay en todos los temas que más preocupan a la UE (agua, cambio climático, envejecimiento de la población…). La Alianza Europea de Innovación en Materias Primas Críticas se crea en 2011 para tratar de reducir la dependencia europea del exterior, utilizando la innovación como catalítico, atendiendo a un plan estratégico con una serie de ejes, como pueden ser el de potenciar la minería sostenible o recuperar materias primas críticas, tanto de deshechos tecnológicos urbanos como de las escombreras de minas ya explotadas. En un mundo que presiona crecientemente sobre la obtención de recursos y el medio ambiente, la UE no tiene otra elección que realizar una transición hacia un modelo de economía circular, una economía que alarga la vida útil de los productos, que reduce los deshechos y los reutiliza como materias primas para otros productos.
En ese marco, ¿Qué objetivos les mueven?
Como centro de investigación e innovación tecnológica, tenemos el firme objetivo de potenciar el desarrollo socioeconómico local, específicamente en las tradicionales cuencas mineras de la provincia de León, como las comarcas de El Bierzo y La Robla, que son las que más están acusando el cierre de las minas de carbón y sus consecuencias socioeconómicas. Creemos que la investigación e innovación industriales son clave para la revitalización de estas zonas y trabajamos para ello promoviendo un nuevo concepto de minería sostenible, que utiliza técnicas de aprovechamiento y valorización de materias primas a la vanguardia de la tecnología europea. Además, potenciamos el desarrollo de nuevos materiales avanzados de alto valor añadido y derivados de recursos endógenos de la Comunidad para su aplicación en sectores industriales estratégicos.
¿Ese es el principal eje de su trabajo?
Ese es uno de los ejes. El otro se centra en desarrollar materiales avanzados para toda la industria, basándonos no solo en tecnologías sino intentando transformar las materias primas que tenemos en productos que generen valor, por ejemplo materiales avanzados que soporten condiciones extremas. En este sentido, el tugsteno es un elemento capaz de generar materiales autosanables, esto es, que se autoreparan.
Profundicemos en ello. Uno de sus campos de investigación más reconocidos es el diseño de nuevos materiales avanzados para la industria que trabaja en condiciones extremas…
Efectivamente, el diseño de nuevos materiales que conjugan excepcionales propiedades de autoreparación, resistencia a la fatiga, resistencia al daño por radiación y al trabajo en ambientes que operan en condiciones de altas temperatura, presiones o corrosión. Estas familias de materiales constituyen hoy puntos claves de desarrollo y escollos a vencer en retos de la humanidad tan claves como un posible viaje tripulado al planeta Marte, conseguir transportes ultra-rápidos, materiales para motores y materiales ligeros de alta resistencia para programas de vuelo supersónico, o desarrollar energías limpias del futuro, como la fusión nuclear.
El equipo que dirijo aplica una metodología teórica que permite diseñar y fabricar materiales “a la carta” para aplicaciones muy concretas, combinando características de bajo peso con alta resistencia, o elevadas propiedades mecánicas al tiempo que perdura una invulnerabilidad al daño por radiación.
¿Qué proyectos destacaría en este campo?
Entre todas las investigaciones, destacaría dos proyectos de relevancia científica internacional e industrialmente estratégica. Por una parte el desarrollo de nuevos metales líquidos, entre los que se encuentra la mezcla de plomo y litio (PbLi) en su proporción eutéctica; y el diseño de nuevos materiales Metálicos Nanoestructurados, nanoporosos y con propiedades autosanables, esto es, que se autoreparan a nivel molecular para dar un salto en tecnología en aplicaciones de alta resistencia.
¿Detrás de todo ello siempre está el compromiso con la dinamización económica de su entorno?
Sí. ICAMCyL está especialmente comprometido con el desarrollo de la competitividad y el crecimiento de las industrias de Castilla y León. Por eso tenemos vocación por generar una alternativa al problema del abandono de las cuencas mineras y del carbón. En este sentido, hemos impulsado dos polos de innovación en los que tanto autoridades como empresas y, por supuesto, ICAMCyL capitaneándolos, vamos a reunir esfuerzos en esa dirección. El polo situado en La Robla, el más tecnológico, se centra en conseguir nuevos usos tecnológicos para el carbón. En concreto, vamos a intentar crear materiales avanzados, como el grafeno, sintetizados a partir del carbón. Estamos convencidos de que eso ayudará a la industria local de la automoción, aeronáutica y de manufactura, que necesita materiales altamente resistentes, con propiedades mecánicas avanzadas y, a la vez, ligeros. Se trata de desarrollar tecnología que permita atraer y generar empleo, creando nuevas oportunidades en las empresas, contribuyendo a una mayor competitividad.
El otro polo va a desarrollar un centro avanzado de tecnología en El Bierzo, el que se resuelvan los principales problemas de procesado para la recuperación de materias primas críticas en todas las explotaciones mineras del mundo. Relacionado con este polo de innovación, hemos creado el Clúster para la Minería Sostenible y Servicios Asociados de la Península Ibérica, que yo dirijo, y en el que gobernamos a más de 50 empresas que describen toda la cadena de valor de la minería sostenible del siglo XXI, desde empresas puramente extractivas de mineral hasta empresas de servicios que se preocupan del medio ambiente y la seguridad y formación de los trabajadores. Implantamos este polo de innovación para dar servicio a las industrias, contribuyendo así a que se genere empleo y mejore la competitividad de las empresas, catapultándolas en tecnología de recuperación y procesado a nivel mundial.
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