CIRH

La primera bebé concebida mediante fecundación in vitro, Louise Brown, nació en 1978. Desde entonces, más de 8 millones de niños y niñas han venido al mundo gracias a técnicas de reproducción asistida, una especialidad médica que ha experimentado una gran evolución en estos 43 años y que, a la vez, ha asimilado sus pasos a los de la sociedad, revolucionando la manera de formar una familia.

En estas cuatro décadas, la investigación en este campo ha logrado avances pioneros en cuanto a tratamientos. Asimismo, ha formado un binomio perfecto con los médicos especialistas en la consecución de humanizar el proceso de reproducción asistida, poniendo a las pacientes en centro de la práctica.
    

Investigación y tratamientos

Así, actualmente, cuando una pareja o una mujer soltera deciden recurrir a la reproducción asistida, encuentran un amplio abanico de tratamientos que los profesionales se encargan de adaptar a sus necesidades. “Como centro médico ponemos al alcance de nuestras pacientes todas las técnicas y tipos de tratamientos disponibles; como especialistas, nos aseguramos de que encuentren la mejor opción para cada caso en particular”, señala el director médico de CIRH, Daniel Mataró.
En líneas generales, las técnicas se dividen en dos tipos: la inseminación artificial, mediante la que se colocan en el útero los espermatozoides seleccionados de una muestra, ya sean de la pareja o de un donante de semen anónimo; y la fecundación in vitro, un método a través del que se estimulan los ovarios y extraen los óvulos de la mujer, se inseminan con espermatozoides (de la pareja o de donante) en el laboratorio y, por último, se introduce el embrión en el útero para que continúe su desarrollo.
“No obstante, en los últimos años, la tendencia es ofrecer soluciones personalizadas para cada paciente partiendo de la base de que cada situación es única y que requiere de una solución específica e integral”, señala Mataró.
En este sentido, el incremento de la edad de la mujer a la hora de tener hijos está visibilizando tratamientos como la ovodonación, un proceso que recurre al óvulo de una donante y que se combina con fecundación in vitro: los ovocitos donados se inseminan en el laboratorio con los espermatozoides de la pareja o del donante de semen y, después, se transfiere el embrión al útero de la mujer que desea quedar embarazada.
También, con los nuevos modelos de familia, se demandan técnicas como la del método ROPA, otra variante de la fecundación in vitro dirigida a parejas de mujeres que quieren participar activamente las dos en el embarazo. De esta manera, ambas son madres: una es la genética (aporta el óvulo) y la otra la gestante (queda embarazada).
    

La paciente en el centro de la práctica

En cualquiera de los casos anteriores, la premisa base en CIRH es poner a la paciente en el centro de la práctica, escucharla detenidamente, analizar su situación e interesarse por sus inquietudes. “Basándonos en esto, así como en la evidencia científica que tenemos a nuestra disposición, pautamos los tratamientos, llevamos a cabo el proceso y realizamos un seguimiento personalizado y cercano”, indica el director médico de CIRH.
Y es que, más allá de la práctica médica, en muchas ocasiones, un proceso de reproducción asistida es complejo. Por eso, en CIRH se ofrece acompañamiento durante todo el proceso de reproducción asistida con el fin de dar respuesta a las dudas que puedan surgir, tanto antes de comenzar como durante el desarrollo del tratamiento.
“Ponemos a disposición de las pacientes un equipo multidisciplinar altamente cualificado, con formación específica en reproducción asistida y en todo el espectro de técnicas disponibles en este ámbito”, destaca Mataró.
    

La tecnología como aliada

Asimismo, el equipo de CIRH cuenta con un gran aliado, la tecnología, para ofrecer los mejores resultados. “En primera línea siempre contamos con nuestros profesionales, que son los que están al lado del paciente en todo momento, pero es innegable el gran papel que está jugando la tecnología en nuestro sector y, por tanto, nos apoyamos en ella en todo el proceso”, subraya el director médico de CIRH.
Una de las incorporaciones más recientes es la inteligencia artificial en varias fases del tratamiento. Por ejemplo, el uso de datos y algoritmos permite predecir con mayor exactitud la probabilidad de embarazo en tratamientos de reproducción asistida y también una mejor selección embrionaria gracias a una potente gestión de los datos.
Otras de las tecnologías que se emplean en CIRH, en esta ocasión en los laboratorios, es la de time-lapse (incubadores Embryoscope Plus) que permite obtener una mayor información de la evolución de los embriones. Con ello, se realiza un seguimiento ininterrumpido de los embriones y, de esta manera, se puede seleccionar el embrión con mayor potencial de implantación. El objetivo es evitar transferir varios embriones, reduciéndose así las tasas de gestación múltiple y los riesgos asociados a este tipo de embarazos.
Gracias a todo lo anterior -investigación, práctica clínica, profesionales y tecnología-, CIRH ha logrado un método de trabajo que humaniza la reproducción asistida y naturaliza recurrir a este tipo de técnicas. “Nuestro objetivo es conseguir que cualquier persona que desee formar una familia, sea cual sea su situación, logre su sueño, y lo haga acompañado por nuestro equipo”, concluye Mataró.