Centro Tecnológico CIRCE

La movilidad eléctrica acelera con un nuevo aliado: la carga bidireccional. Y redefine el concepto de automóvil. Ahora el vehículo deja de ser un cómodo medio de transporte aparcado en los garajes para ser también una fuente alternativa de energía para el hogar. O incluso una posible fuente de ingresos extra.

Un cargador bidireccional permite al usuario configurar cómo emplea la electricidad y hacerlo en un sentido o en otro dependiendo del momento en el que la electricidad esté más cara o barata. De este modo, no solo se pone solución a la intermitencia de la generación en escenarios de alta penetración renovables, sino que también incide en una de las mayores preocupaciones de los ciudadanos: el precio de la electricidad.
El proyecto INCIT-EV, coordinado por el Centro Tecnológico CIRCE desde España y financiado con 15 millones de euros por la Comisión Europea, tiene como objetivo
desarrollar un conjunto innovador de infraestructuras de recarga de vehículo eléctrico y sus modelos de negocio asociados para preparar el futuro de la movilidad eléctrica. Además de sistemas de carga bidireccional, el proyecto desarrolla siete casos de uso que abordan también la carga superrápida y la innovadora carga inalámbrica dinámica y estática. Su coordinador en CIRCE, Miguel Zarzuela, cuenta el valor que aporta el proyecto a los fabricantes de sistemas de carga y operadores de puntos de recarga, así como por dónde pasa el futuro de la movilidad sostenible.
    

¿Cómo van a ayudar las soluciones desarrolladas en el proyecto a fabricantes y operadores de sistemas de carga?

En un cercano escenario de alta penetración renovable, la recarga inteligente va a ser primordial como mecanismo para la gestión de la red eléctrica. Es por ello que tener un control directo en la gestión de la recarga del parque de automóviles eléctricos a bajo coste será un requisito indispensable.
La recarga ultrarrápida ya es una realidad en nuestras carreteras, sin embargo, los sistemas que estamos desarrollando en INCIT-EV van más allá y buscan mejorar la calidad y estabilidad de la red mediante cargadores con funcionalidades avanzadas de gestión de la misma. En este contexto, no estamos lejos de que los operadores ofrezcan incentivos económicos a aquellos usuarios de que cedan su vehículo eléctrico para optimizar la gestión de la red mientras no está en uso.
Con respecto a la carga inalámbrica, considerando un modelo de negocio en el que las principales circunvalaciones de las ciudades puedan tener un carril dedicado a la carga inductiva, esta puede reducir el tamaño de las baterías de los automóviles, así como la necesidad de disponer de una plaza de garaje con capacidad de recarga, abaratando el coste de los vehículos y facilitando su uso.
    

¿Cómo va a mejorar INCIT-EV la experiencia de uso de los usuarios?

Las tecnologías de carga que proponemos permiten al usuario olvidarse casi por completo de las preocupaciones de repostaje. ¿Cómo lo hacemos? Desarrollando lo más parecido a un sistema autorrecargable pero no como el de los anuncios de coches híbridos, realmente se trata de un sistema de recarga inductiva, sin cables y en movimiento que permite recargar más energía que la que el vehículo consume.
Contamos con 3 demostradores que validan esta tecnología inductiva y que son totalmente interoperables entre sí. En Zaragoza se instalará un punto destinado a taxis que permite cargar a 50 kW sin cables mientras se encuentra en un parada. Esto permite carreras ilimitadas a un taxi eléctrico en cualquier ámbito.
La evolución de este concepto es la carga en movimiento que se probará en las calles de París. Las zonas próximas a los semáforos permiten aumentar el tiempo de carga. Un tercer demostrador estará situado en un circuito de velocidad próximo a Versalles, donde la recarga se hará a velocidades de autovía hasta 90 kW permitiendo recargar 70 km de autonomía durante 10 minutos de conducción sobre un carril inductivo.
    

¿Qué puertas va a abrir la recarga bidireccional?

La red eléctrica originalmente estaba pensada para producir energía en centrales y ser transportada hasta el consumidor. Con el despliegue de las energías renovables, esta generación es ahora distribuida e intermitente y el uso inteligente del vehículo eléctrico va a ser un aliado muy importante en este contexto.
Mediante algoritmos de carga inteligente se pueden recargar los vehículos cuando hay más energía renovable disponible, que a su vez son los periodos más baratos. Pero… ¿y si además pudiéramos reutilizar esta energía renovable y de bajo coste en diferido?
Aquí es cuando entra en juego la tecnología de carga bidireccional que estamos desarrollando en CIRCE. Usando electrónica de potencia de carburo de silicio estamos desarrollando cargadores de 25 y 200 kW capaces de mejorar la calidad de la red mientras un vehículo esté cargando. Estos cargadores no solo permiten maximizar los beneficios de las renovables, sino que además permiten ofrecer servicios de red al operador del sistema eléctrico, un servicio por el que el usuario final podrá obtener beneficios económicos.
    

¿De dónde parte el éxito de INCIT-EV?

De un gran consorcio formado por el Grupo Renault y CIRCE en el que se involucran a los actores más relevantes del sector de la recarga eléctrica en Europa, incluyendo al grupo Stellantis, seis proveedores tecnológicos de sistemas de recarga, seis compañías de transmisión y distribución eléctrica, cinco autoridades públicas como los Ayuntamientos de Zaragoza, París o Turín, tres universidades y diversas empresas especializadas en movilidad eléctrica.
    

A partir de la experiencia en este proyecto, ¿cuáles son los primeros pasos que hay que dar para asegurar el despliegue de la movilidad eléctrica?

Teniendo en cuenta los objetivos de la Comisión Europea para 2030 los pasos son claros: seguir avanzando en la reducción de costes de los vehículos y su infraestructura mientras mejoramos sus capacidades en términos de autonomía, recarga rápida, fiabilidad y usabilidad.
También son clave las labores de promoción de la movilidad eléctrica, ya que la mayoría de la población no es conocedora de la ya existente infraestructura de recarga o de que el kilómetro recorrido (TCO) por un eléctrico es más barato que el de cualquier otro motor térmico.